Historia – Segundo período

Nos referimos ya al proceso educacional del Círculo de Bellas Artes desde su fundación en 1905 al año 1943. Nos proponemos ahora relatar la vida del Círculo desde 1943 al momento actual.

Mientras el Círculo de Bellas Artes se aprestaba a presentar al Ministro el anteproyecto pedido, el Poder Ejecutivo remitió al Consejo de Estado que tenía las funciones legislativas en virtud de los acontecimientos políticos que le habían dado origen, un proyecto sobre creación de la Escuela de Bellas Artes, que se convertiría en el Decreto – Ley No 10.351 del 10 de febrero de 1943.

De acuerdo a la Ley, el 23 de febrero de 1943 se remitió al Ministerio la terna de candidatos para ocupar la Dirección de la Escuela de Bellas Artes, que recayó en los señores Domingo Bazzurro, Severino Pose y José Cúneo, tema que fue votada por aclamación. Se designó delegado de los socios ante el Consejo Honorario de la Escuela, al señor Humberto Frangella.

El Círculo de Bellas Artes tuvo representación en el Consejo Honorario de la Escuela hasta 1957 en que por Ley de Presupuesto de ese año la Escuela pasó a depender de la Universidad, regida por un Consejo Asesor, iniciando el Círculo las gestiones correspondientes para tener una representación en dicho Consejo Asesor, sin éxito.

Los últimos delegados del Círculo en 1957 lo fueron como titular Benjamín Deminco y Juan Álvarez Palacio como suplente, habiéndose postulado también Nicolás Urta.

La Escuela Nacional de Bellas Artes creada por el Decreto – Ley del 10 de febrero de 1943, lo fue como se ha mencionado en líneas precedentes, sobre la base de la oficialización de la actual, entonces organización docente y administrativa del Círculo de Bellas Artes.

Se invocó para ello el antecedente argentino de la Escuela de La Cárcova, fundada y dirigida por este notable plástico, al que están unidos los pasajes más vibrantes del arte argentino, con figuras como la de Pío Collivadino, Eduardo Sívori y Carlos P. Ripamonti.

Había existido un intento de incorporar la Escuela a la Comisión Nacional de Bellas Artes, que no prosperó, prosperando en cambio la transformación de la parte docente del Círculo de Bellas Artes, en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

El Estado, hasta entonces, -son los fundamentos- no había intervenido en forma directa en el cuidado y cultivo de las disciplinas del arte, limitándose a subvenciones y concesión de becas y premios de variada importancia y adquisición de obras. La iniciativa privada se encargó de llenar tal vacío de la enseñanza oficial. Se refiere indudablemente al Círculo de Bellas Artes, que hacía muchos años que dirigía las vocaciones.

El Estado debe tomar a ese Organismo en marcha, como núcleo de una entidad de más vastas proyecciones que conserve las características simpáticas y ferméntales de la actual Escuela y considerando que el Círculo con sus recursos ha contribuido a la formación de una conciencia artística representada por un extenso número de realizadores de belleza que ocuparon y ocupan altos puestos en el arte y el profesorado, ha sido el creador de un impulso que no debe ser olvidado o, siquiera, desaprovechado. Y siguen diciendo los fundamentos:

Sería notoriamente injusto y erróneo desdeñar tan rico antecedente. Acaso fuera desorientar algo conseguido, con aptitudes de progreso propicias al ordenamiento fecundo, para sustituirlo, por una entidad obligada a soportar los inconvenientes de la iniciación. Por esto, en actitud de respeto para la tarea llevada a término en tres décadas de afanosos desvelos, debe tenderse a recoger la experiencia y la labor del Círculo de Bellas Artes, para utilizarlos de manera compatible con los propósitos del Gobierno y los manifiestos reclamos de nuestra cultura pública.

La parte dispositiva del Decreto establece, pues, la oficialización de los cursos del Circulo de Bellas Artes, como así también de su organización docente y administrativa sobre cuya base se crea la Escuela Nacional de Bellas Artes.

En el local que ocupaba el Círculo de Bellas Artes en la Avenida 18 de Julio entre Paraguay y Río Negro empezó a funcionar durante un corto lapso la Escuela Nacional de Bellas Artes, hasta que dicha Escuela adquirió otro local en al calle Garibaldi No 2192, actualmente funciona en el local de la calle Martí 3328 en Pocitos. En la fecha a que nos referimos (1943), la Escuela se llevó todo el material bibliográfico del Círculo, así como sus muebles y sus útiles de enseñanza, su pinacoteca y demás caudal artístico puestos por el Círculo a disposición de la Escuela para que ésta pudiera realizar sus cometidos hasta que el Estado la pudiera proveer de todo lo necesario para su funcionamiento.

La Ley de creación de la Escuela había fijado, hasta que se aprobara el Presupuesto definitivo, la cantidad de veinte mil pesos anuales para gastos de funcionamiento, dentro de cuyo importe estaba incluida la subvención vigente del Círculo de Bellas Artes ($ 370.00 mensuales).

Desde ese momento el Círculo quedó sin local y sin subvención, creándose una situación de verdadera incertidumbre con respecto a la vivencia y a la vigencia del Círculo de Bellas Artes.

La creación de la Escuela suponía la oficialización de los cursos docentes y la incorporación administrativa del cuerpo de profesores y los funcionarios; pero el Círculo, como Institución de fines culturales subsistía con persona jurídica concedida en 1929 por el Poder Ejecutivo. Prestaba su colaboración a la Escuela, pero subsistía como entidad gremial para la defensa de los artistas, para realizar Salón de exposiciones con obras de sus socios, conservando la propiedad del acervo artístico, su biblioteca, realizar actos culturales y tener taller para sus asociados.

Creada la Escuela de Bellas Artes en los términos expuestos, se abre por lo que se acaba de relatar, uno de los capítulos de la vida del Círculo, tal vez la etapa más febril de su larga existencia, etapa en la que no se conocieron desmayos ni flaquezas a pesar de beber el trago amargo de algún informe oficial, redactado tal vez por inadvertencia y por el desconocimiento de lo que había sido el Círculo durante treinta y ocho años.

Las prolijas actas de sesiones y asambleas donde se recogen en forma exhaustiva las constancias de las manifestaciones de los miembros de la Directiva y de los socios en las asambleas, ilustran de aquellos días del año 1943 cargado de incertidumbres.

La Comisión Directiva actuante en la época de la sanción de la Ley había cesado el treinta de abril de 1943. La creación de la Escuela, ¿llevaba implícita la desaparición del Círculo? ¿Era ese el criterio del legislador? El 11 de julio de 1943 los socios se dirigen al ex-Director de la Escuela Domingo Bazzurro, pidiendo una asamblea que no se podía realizar porque la Comisión Directiva no existía.

Extraoficialmente socios y miembros de la ex-Comisión Directiva consultaron abogados y la opinión fue que el Círculo existía. El hecho material era que el Círculo se encontraba privado de toda subvención, local, útiles, material didáctico y pasarán muchos años antes de que el Círculo recobre sus pertenencias.

A partir de entonces, en forma insistente se requiere, el pronunciamiento oficial sobre la situación del Círculo al crearse la Escuela de Bellas Artes.

Paralelamente y ante el silencio oficial, el Círculo buscó el asesoramiento letrado particular, obteniendo los servicios del Dr. Couture. Decía el Dr. Couture: El Círculo de Bellas Artes disfrutaba de persona jurídica y mediante ella nacía a la vida jurídica una entidad que subsiste hasta tanto su Asamblea de socios no resuelva su disolución o un decreto oficial del Poder Ejecutivo la prive de existencia legal. Eso no sucede; por el contrario, el propio Decreto – Ley consolida la persona jurídica y le da existencia legal al darle representación a la Asamblea de socios del Círculo y en tanto no se mantenga con un quórum determinado de miembros. Esto prueba que sigue vigente la subsistencia del Círculo como persona jurídica. Por otra parte, el Decreto – Ley creaba la Escuela sobre la organización del Círculo, no transformaba al Círculo en Escuela.

Dos años de tramitación oficial, informe favorable de la asesoría letrada del Ministerio de Instrucción Pública, vista fiscal favorable. Asamblea del 5 de abril de 1946 tomando nota de la marcha de la gestión y culminación con el Decreto del 28 de febrero de 1947 que resolvió el problema legal planteado.

El titular del Poder Ejecutivo en aquella época el Dr. Juan José de Amézaga y el titular de Instrucción Pública Dr. Juan José Carbajal Victorica firmaron el Decreto a que he hecho referencia y que decía:

1° Declarar que la creación de la Escuela Nacional de Bellas Artes, no determinó la extinción de la personería jurídica de derecho privado “Círculo de Bellas Artes” cuyos estatutos fueron aprobados por decreto del Poder Ejecutivo del 28 de enero de 1929. Quien conserva por tanto, la calidad de propietaria respecto a todos y cada uno de los bienes que integran su patrimonio al 13 de febrero de 1943, fecha en que legislativamente se opera la creación de la expresada Escuela.

Larga fue la tramitación del Círculo en procura de la devolución de sus bienes después del decreto del Poder Ejecutivo del 28 de febrero de 1947 en adelante. Más de una década transcurre, en cuyo lapso se realizaron inventarios de muebles y útiles, colección de reproducciones y de su biblioteca, a la que en el correr del tiempo se había incorporado nuevo material bibliográfico, que ese sí, pertenecería a la Escuela Nacional de Bellas Artes.

En mayo de 1953 se empiezan a recibir parcialmente algunas de las pertenencias, recepción que sigue en mayo y agosto de 1959, con excepción de la prensa del taller de grabado que se retiró posteriormente.

Nunca se recibieron en devolución los caballetes de escultura, y algunas colecciones de la biblioteca se recibieron incompletas.

Local y subvención, son de permanente preocupación del Círculo, de lo que ilustra las siguientes actuaciones.

El capítulo de las subvenciones gestionadas por el Círculo es otra etapa llena de sorpresas y de magros resultados.

Después de diecisiete años de gestiones, el 12 de diciembre de 1957 el Círculo obtuvo del Concejo Departamental de Montevideo una subvención de seiscientos pesos mensuales.

Con esa cantidad, que de cobrarse normalmente, y con el capital social fruto del aporte voluntario de sus socios, ventas de cuadros de sus discípulos, ventas de cuadros donados por algunos artistas, realizadas particularmente o en remate público, el Círculo podía abocarse a la búsqueda de un local pagando alquiler.

Después de haber considerado inmuebles aptos para los fines del Círculo, catorce en total, desechados unos por no servir y otros por el elevado alquiler, el más aparente fue el de la calle Mercedes 1520 por quinientos pesos mensuales, que después de la firma del contrato de arrendamiento con el Banco Comercial, pudo el Círculo instalarse en él y reanudar sus tareas específicas a partir del 11 de julio de 1958.

Normalizada la vida del Círculo se inició la tarea docente con sesiones libres de croquis con modelo vivo para los alumnos que se inscribían al abrirse el registro, aclarando que el Círculo facilitaba el local y sus instalaciones gratuitamente y a profesores que también en forma desinteresada para con el Círculo dictaban clases a esos inscriptos. Se inauguraron actos culturales, ya con el nombre de “Martes Culturales”, abiertos a todo público fueran o no socios del Círculo.

Un poco demorado en el tiempo por razones explicables, el Círculo festejó el Cincuentenario de su fundación realizando una exposición de obras de artistas que habían desfilado por el Círculo de Bellas Artes. Exposición en la que colaboraron el Museo Nacional de Bellas Artes y el Museo Municipal “Juan Manuel Blanes”. El primero prestando para su exhibición la obra titulada “Maternidad” de Carlos María Herrera, primer Director del Círculo, obra que fue asegurada gratuitamente contra todo riesgo por el Banco de Seguros del Estado. Colaboró también en esta Exposición, las Usinas Eléctricas del Estado iluminando con reflectores los accesos exteriores de la Exposición que se realizó en el Subte Municipal de las avenidas 18 de Julio y Agraciada, colaborando en este aspecto las autoridades municipales. Se completaron los festejos con un ciclo de conferencias.

Además de ésta Exposición, el Círculo realizó otra en el septuagésimo aniversario y otra en 1986, con el título de “La Pintura de paisaje en el Uruguay “con motivo del octogésimo aniversario. En esa Exposición figuraron obras propiedad del Museo Nacional de Artes Plásticas, del Museo Municipal Juan Manuel Blanes, del Museo Laroche y de la Galería Moretti y colecciones particulares.

Desde el 4 de noviembre de 1971 el Círculo pasó a ocupar la finca, propiedad del Estado, ubicada en la calle Tabaré 2416 (Punta Carretas).

La Resolución Ministerial sobre la cesión del local, dice:

Visto: la importante labor artística y cultural que viene desarrollando desde muchos años atrás el Círculo de Bellas Artes.
Considerando: conveniente ceder en forma temporaria a dicha institución para facilitarle el cumplimiento de sus fines, el local perteneciente a la casa de Montero Bustamante que se haya bajo control del Museo Nacional de Artes Plásticas, el Ministerio de Educación y Cultura, Resuelve: 1) Autorízase al Museo Nacional de Artes Plásticas para ceder el local de la casa de Montero Bustamante al Círculo de Bellas Artes, para ser utilizado como sede de dicha institución. Instalado en el inmueble citado, el Círculo vive y actúa con gran dignidad, realizando una obra silenciosa, eficaz y positiva.

Todo lo relatado proclama la vigencia del Círculo de Bellas Artes que sigue teniendo la fuerza espiritual que lo animó en los años iniciales del siglo, cuando los artistas nuestros que regresaban de Europa, sin proponérselo quizás, eran el transplante vivo al medio de la revisión ideológica de las corrientes de renovación conceptual que abrían nuevos horizontes a la expresión estética.

W. E. LAROCHE

 

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