Jorge Damiani

“Infatigablemente, sin prisa ni altibajos, Jorge Damiani elabora sus pinturas, investiga en ellas” (…) “Al acceder a la contemplación de su extensa labor, se nota que sus pinturas no se entregan a la inmediatez de las miradas rápidas, a los vistazos de sobrevuelo. Demandan en cambio afincarse en ellas y hacer un pausado recorrido, demorarse, interiorizarse lentamente” (…) Carlos Caffera en “La Pintura erguida: Damiani”, presentando la obra del pintor en el catálogo de la Exp. Ministerio de Educación y Cultura, 2002.

La infancia siempre importa

Jorge DamianiNació Jorge Damiani en el pueblo de Nervi cercano a Génova, Italia, en 1931. Con apenas unos meses, su familia lo trae a Uruguay radicándose en Montevideo. Una particular y rica impronta de impresiones irán conformando lo que será después su sensibilidad artística. No sólo viene a este mundo con disposiciones propias (no hay antecedentes en su familia) hacia el dibujo y la pintura sino que además su entorno infantil será muy estimulante.

En 1938, por razones de salud pasa a vivir con su abuela en una casa “quinta” en Paso Molino de Montevideo. Quizá por esa razón, obligado a permanecer más quieto que el común de los niños, comienza a dibujar y realiza sus primeros cuadros al óleo. En este período va con frecuencia a una estancia en el Depto de Florida ya que su madre, María Adela Silveira, descendiente de una familia uruguaya de tradición, es “de afuera” – así dice el capitalino al que llega del mundo rural. Experimentará así sus vivencias con la gente y con la naturaleza del campo uruguayo que no sólo serán recuerdos que lo acompañarán toda su vida sino que más tarde, lejos del país, serán motivo de de su inspiración creadora.

Por el lado de su padre, Víctor Damiani, hijo de emigrantes italianos, reconocido cantante lírico, recibe la fascinación por la ópera y el mágico ambiente de los escenarios cuando de niño va con él en algunas de sus giras internacionales. Este mundo circundante influirá en su modo de ser y de sentir.

Juventud. El pintor. Viajes y regresos.

“Desde siempre y por elección, estuvo fuera, fuera de los trillos, buscando un camino propio.(…)
(…) La raíz italiana de Damiani se transparenta en su pintura, gobernada siempre por la forma, pero sin la inhibición puritana de lo estético. Damiani no le teme a la forma; tampoco es su víctima (…)
Jorge Damiani es un realista, de la misma estirpe que el nicaragüense Armando Morales. Es decir realista de una realidad que sólo él conoce, y que lo mismo puede ser del siglo XVI que del siglo XXI (Gabriel García Márquez). Es un realista metafísico, atraído por el sentimiento de la melancolía(…)

Su realismo metafísico trae aparejada una nostalgia del clasicismo. Damiani, pues, es un pintor clásico (…) Angel Kalenberg de su libro “Damiani” Ed. Gustavo Tejería Loppacher, 1993

Jorge DamianiA los 20 años (1951) Jorge Damiani viaja a España e Italia; quiere conocer las grandes obras de los grandes pintores en los museos de Europa. (Ese año, en San Giovanni Rotondo, cerca de Foggia, conoce al Padre Pío, célebre sacerdote estigmatizado muy vinculado al Uruguay. Esa personalidad lo introduce en un inesperado sentimiento místico.)

A los 21 (1952) ingresa en la Academia Brera de Milán. Enrico della Torre y Giuseppe Guerreschi, exponentes del neorrealismo italiano de posguerra, estudian junto con él. En ese tiempo conoce a Carlo Carra, Aquile Funi, Gianni Dova, Lucio Fontana y también a Emilio Petorutti y al artista uruguayo Gonzalo Fonseca, estos dos últimos de paso por Milán.

En 1953 vuelve a Montevideo. En San José de Mayo conoce al artista Lino Dinetto y realiza con él varios murales de carácter religioso. Con deseo de transmitir sus experiencias artísticas y como joven docente co-fundará junto al escultor Eduardo Yepes, la crítica Celina Rolleri, Blanca Lettieri, el historiador y arquitecto Fernando García Esteban, los arquitectos Florio Parpagnoli y Luis García Pardo, el Instituto San Francisco de Asís, que más tarde se llamará Instituto Uruguayo de Artes Plásticas. En 1956 obtiene los 1ºs Premios en el Salón Nacional de Bellas Artes y en el Salón Sureña de Montevideo. En esa época, observador de los personajes populares montevideanos, consigue que posen para él y los dibuja al carbón en gran formato.

Algunos hechos significativos influirán de modo especial en su vida y en su carrera profesional.

En 1957, participa con otros pintores uruguayos en la IV Bienal de San Pablo donde el crítico norteamericano Alfred Barr Jr. descubre su obra y adquiere uno de sus cuadros para el Museo de Arte Moderno de N.York.

Jorge DamianiEn 1959, cuando realiza su primera exposición personal con obras de carácter humanista en la Galería Montevideo, el crítico José Gómez Sicre lo selecciona para la Muestra de Arte Latinoamericano a realizarse en el Museo de Dallas. (Su obra “Velorio” integrará el acervo de dicho museo). El año 1959 es para el pintor muy significativo. Contrae matrimonio con Matilde Arocena (uruguaya, tapicista, única compañera y madre de sus 4 hijos) e inmediatamente viaja a Estados Unidos becado por la John Simon Guggenheim Memorial Foundation de N.York.. En ese ambiente artístico conoce por fin a Alfred Barr que vuelve a adquirir sus obras; una para su colección privada y otra para el MOMA.

La actividad artística en N.York es intensa. Realiza muestras individuales y colectivas junto a Marcelo Bonevardi, Rodolfo Abularach, Armando Morales y el uruguayo Julio Alpuy. Gana la beca del Pratt Institute pasando a estudiar grabado con Antonio Frasconi y Miguel Ponce de León. Junto a Gonzalo Fonseca y Augusto Torres redescubre las ideas de Joaquín Torres García. Expone no sólo en N. York sino también en Washington la serie de obras matéricas y de construcciones en madera de carácter simbolista (las obras se titulan “El Nido” “El camoatí”, “Osamenta”, etc. clara alusión a los recuerdos del campo uruguayo).Es en Nueva York donde nacen sus dos hijos varones; Rafael y Pablo. Regresa a Montevideo en 1962, en plena actividad profesional. El Consejo Departamental de Montevideo lo invita a exhibir su obra y Damiani acepta. Poco tiempo después, con una trayectoria en ascenso, pasa a integrar el equipo técnico del Museo Nacional de Bellas Artes (hoy Museo Nacional de Artes Visuales) y durante 10 años contribuye en el montaje de exposiciones internacionales que visitan el país (Klee, Rodin, Calder, etc.)

Los años 60. Actividad local e internacional.

Jorge DamianiLa gráfica vital de los 60 se desarrolla entre los 30 y los 37 años.

En 1963 participa en la III Bienal de Jóvenes (París), en la VII Bienal de San Pablo, en la exposición “Arte Actual de América y España” y representa a Uruguay en la XXXII Bienal de Venecia. Es padre por tercera vez; nace su hija Adriana.

En 1964 integra el envío uruguayo a la II Bienal Americana de Córdoba y una muestra colectiva en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Su serie “Sueños” fue expuesta en el Centro Uruguayo de Promoción Cultural. Obtiene el 1º Premio Pintura Salón Nacional de Bellas Artes (Montevideo) además de ganar un concurso para la realización de un mural (Banco Italo Americano, hoy sede de la Dirección de Migración).

En 1966 nace su hija Elisa y obtiene la distinción de Gran Premio Pintura XXX Salón Nacional de Bellas Artes (Montevideo) En 1967 sus obras integran la muestra “Arte Latinoamericano 1931-1966” (MAM, Nueva York) junto a Ribera, Siqueiros, Tamayo, J.Torres García, Portinari, Mérida, Botero, Bonevardi, etc. Participa en la exposición “100 años de Pintura Uruguaya” (Museo Corcoran, Washington).
En 1968 diseña cartones para tapices que teje Matilde, alumna de Ernesto Aroztegui y diseña para Manos del Uruguay. Realiza un “Vitral” en acrílico para el Panteón del Centro Cooperativista (Cementerio del Norte, Montevideo). Expone su serie de “Paisajes Imaginarios” en el Departamento Cultural del Banco La Caja Obrera. Participa en la I Bienal Latinoamericana de Pintura Coltejer (Medellín, Colombia), en la 1ª Exposición Internacional de Dibujo (Rijeka, Yugoeslavia) y en la II Bienal del Perú (Lima) como en el Premio Codex (Museo de Bellas Artes, Buenos Aires).

Jorge Damiani
Desde 1970 hasta la década de 2000 ha continuado en constante actividad exhibiendo su obra en exposiciones personales, en envíos de arte nacional al exterior, integrando numerosas colecciones públicas y privadas nacionales y extranjeras. Paralelamente a su carrera profesional continuó formando pintores, enseñando en su taller durante muchos años. De poco hablar, atento a lo esencial, pasional, con reflexiones originales acerca del devenir del arte, por temperamento, JD es de aquellos hombres que se renuevan interiormente, que siempre vuelven al mismo asunto de su interés, pero con otros puntos de vista. Ha trabajado mucho, pero también ha tenido el privilegio de una larga e ininterrumpida vida de creación.

La Institución del Círculo de Bellas Artes tuvo el privilegio de contar con él como docente en dos oportunidades, una en la década del sesenta y la segunda de 1982 a 1985.

El material publicado fue cedido y se utiliza con autorización del Sr. Jorge Damiani.

Recopilacion realizada por la Sra. Vera Sienra.

 

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